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La Inteligencia Artificial en el sector audiovisual

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Alan Turing, considerado el padre de la inteligencia artificial, se preguntó en los años 50 “¿pueden pensar las máquinas?”, y de ahí en adelante mil cosas han pasado. La inteligencia artificial (IA) ha encontrado múltiples aplicaciones en diversas áreas, y el sector audiovisual no es la excepción. Aunque aún no es correcto afirmar que la inteligencia artificial realiza muchas funciones de forma completamente autónoma, sí se ha avanzado en procesos semi automatizados de tratamiento de imagen y reconocimiento o procesamiento de voz.

En el ámbito audiovisual, la IA se utiliza para una variedad de funciones, y con su crecimiento actual, se espera que en el futuro abarque aún más. No obstante, actualmente es más preciso hablar de procesos semi automatizados en lugar de tareas totalmente autónomas. La IA puede ser un gran apoyo para los editores y artistas en tareas repetitivas, como la catalogación, el archivo y la documentación de contenido audiovisual, haciendo estos procesos menos tediosos y más rápidos.

La clave de una inteligencia artificial está en su entrenamiento. Básicamente, el humano debe cargar a la máquina con datos e información, enseñándole qué datos de salida debe devolvernos cuando introducimos ciertos datos de entrada. Entrenar una IA significa darle herramientas específicas, suficientes y detalladas sobre un tema, para que, una vez haya aprendido de esta información, sepa qué devolución debe generar para futuras entradas.

La preocupación de que una máquina sustituya a un humano en un entorno como el audiovisual, donde la creatividad tiene un papel tan importante, es comprensible. Sin embargo, aunque la IA puede automatizar ciertas tareas, no puede sustituir el papel del creativo. La creatividad y la intuición son características humanas que la IA aún no puede replicar. Sin embargo, la IA puede realizar otras tareas más repetitivas dentro del sector audiovisual que pueden ser de gran apoyo para el editor o artista. Por ejemplo, la catalogación, archivo y documentación de contenido audiovisual pueden ser menos tediosas y rápidas gracias a la IA.

En el caso de la búsqueda de archivo para creación audiovisual, la IA es capaz de generar una gran cantidad de información gracias a algoritmos que logran reconocer caras, detectar logos y marcas, leer etiquetas, segmentar personas que aparecen o hablan en el material, transcribir voz a texto, extraer palabras clave, categorizar el contenido, etc. Estos algoritmos permiten que los sistemas de IA procesen y organicen grandes volúmenes de datos de manera eficiente, facilitando el trabajo de los profesionales del sector.

Por otro lado, el desarrollo de la inteligencia artificial para el tratamiento de voz ha avanzado tanto que podemos decir que se puede usar de muy buena manera en la industria audiovisual. Esto no significa que se harán transcripciones o subtitulaciones sin errores; para óptimos resultados, el material de audio entregado a la IA debe ser de alta calidad, además de que se debe haber entrenado previamente a la app para este tipo de contenido. Esto incluye entrenarla para la voz de cada persona, la gramática que se usa y el vocabulario habitual. Aún para la mayoría de sistemas de procesamiento de voz con inteligencia artificial es crítico reconocer los nombres de personas, lugares o instituciones; el sistema por ahora no es capaz de reconocer una palabra que no conozca previamente.

Al llegar una nueva tecnología, siempre surgen preguntas como ¿y ahora qué?, ¡y mi trabajo?, ¿La inteligencia artificial nos va a dejar sin trabajo? La respuesta es NO. La tecnología no está lista para ser autónoma; todos los datos extraídos con IA tienen un porcentaje de error entre el 3% y el 10%. Por ello, se requiere la continua supervisión humana para corregir los datos generados por el sistema y añadir información relevante que no pueda ser automatizada.

La principal diferencia entre la IA y el trabajo hecho por un humano es el gran aumento de la productividad y las reducciones de tiempos. Definitivamente y de manera objetiva, debemos pensar que la inteligencia artificial vino a ayudar y mirarla como una gran herramienta de optimización de procesos, no como un sistema para remplazar a los humanos en el proceso de creación creativo. En lugar de temer a la tecnología, es más constructivo verla como una aliada que puede liberar a los profesionales de tareas monótonas, permitiéndoles concentrarse en aspectos más creativos y valiosos de su trabajo.